domingo, 9 de septiembre de 2012

De mañana vamos invictos


Tristeza. Esa es la palabra que define el resultado. No solo porque empatamos haciendo figura a su arquero. No solo porque Siegler cobró un penal que solo él vio. No solo porque si ganábamos quedábamos punteros junto a los otros dos que posiblemente tengan los únicos 6 puntos que hagan en todo el campeonato. Tristeza porque no tuvimos la posibilidad de volver a enfrentar a Carrasco, a quién tenemos de hijo. Y sería precioso para la vista el duelo de humos con el tola. Precioso si llevás lentes anti niebla.
Ahora que pienso, la directiva danubiana hizo muy bien en no contratarlo. ¿Alguien se imagina a Carrasco cambiándoles a todos los jugadores el chip del Pecho Sánchez en dos días? Tendrían que pasar de jugar con un punta alto y bastante tosco con la pelota, a jugar con un simil Zambrana corriendo a lo Marcelo Lipatín junto a otros tres delanteros. O cuatro. O cinco. Imposible. Igual se notó que Danubio está haciendo un importante esfuerzo económico, ya que no había parlantes para anunciar los cambios. Los pases de Goicochea y Melazzi no les dieron para cubrir las elevadas pretensiones económicas del exitosísimo Carrasco, por lo que hubo que recurrir a medidas extremas, como prescindir del locutor, de elevado sueldo, y vender los parlantes.
Dejando esto de lado, nada se le puede reprochar a los nuestros. Dejaron todo. Se los nota unidos. Se nota que hay un equipo donde el grupo humano es tan importante como el juego que se ve en la cancha.
El primer tiempo propusimos, tuvimos la pelota. Tamareo, como siempre, fue uno de los mejores en la mitad de la cancha, junto a Macchi, que sigue teniendo tres huevos. Al papo se lo ve más seguro con la pelota en los pies. En los últimos partidos le ha pegado desde afuera varias veces, y a pesar que no fueron gol, pasaron muy cerca. Hoy tuvo una que pasó al lado del palo. El papa es un exquisito con la pelota. Da gusto verlo. Juega y hace jugar. Lo hace en todo el frente de ataque. Emocionó verlo besar el escudo en el golazo del partido con Cerro, y con Danubio de nuevo fue uno de los puntos altos. Semperena y Melo sacaron todo y se consolidaron. Felipe juega cada partido mejor, y cada vez que se proyecta no lo para nadie. Rodales tiene que mejorar en la marca, porque cuando nos atacabann por ese lado se nos complicaba, pero cuando subía era otro jugador. Carlos Nuñez volvía locos a los defensas. William Ferreira las peleaba todas. Todo eso pasaba al principio, hasta que al señor Siegler se le ocurrió inventar un penal. Solo él lo vio. Después estos tipos se ofenden si alguien sale a los medios a decir que son malos, y amenazan con no arbitrar.
La cosa es que empezamos abajo y eso los motivó a ellos aún más para seguir con su estilo de juego, con mucho defensa, mucho mediocampista y Carboni solo arriba. El sello del pecho.
Después de bastante insistir el gol llegó con una pelta quieta de Melo, que después de 27 tiros libres que rebotaron en la barrera, se mandó un golazo. Pero no nos quedamos con eso. Pezzolano la bajó de cabeza y William Ferreira se mandó un golazo. El segundo con nuestra camiseta y el primero del campeonato uruguayo. Esperemos que haya muchos más. Celebro que esté mucho mejor físicamente, va a ser difícil pararlo.
Los seguimos cagando un poco a pelotazos, pero no se dio el gol. El golero de ellos se atajó todo. Ligamos mal, porque contra Progreso se había comido un gol él solito. Entró Maxi Arias, que más allá de la resistencia casi unánime de la hinchada, jugó un muy buen partido. Se lo notó firme, rápido, cubriendo muy bien. No era facil jugar en el puesto de Semperena, que junto a Melo venían rindiendo en gran forma.
Lamentablemente ellos tuvieron una jugada más en lo que restó de partido y la metieron adentro. Una calentura bárbara. Por las que desaprovechamos y por el penal ese inventado. Y asi terminó el partido, con un empate que para ellos es negocio. Y para nosotros no es un mal resultado, porque a pesar de que merecimos ganar holgadamente, no se perdió.
Más allá de todo se nos dio una alegría. No digo que algo digno de ser festejado como si hubiéramos ganado, pero es muy importante. Volvió Royón a la cancha, después de más de 6 meses, producto de una fractura. Una lástima que casi ningún medio de comunicación fuera a visitarlo. Una lástima que muy pocos periodistas le desearan pronta recuperación, como lo hicieron con otro. Una lástima que la mayoría del periodismo solo habla de Nacional y Peñarol. Pero lo concreto es que volvió a jugar, y si llega a ser el de antes, es un jugador a temer por todos los equipos. Y tenemos delanteros para rato: Nuñez, Herrera, Scarone, Aguirre, Royón. Rauhoffer. Todos de la casa. Un orgullo. Una competencia sana.
Seguimos sin ganar de mañana en la era Antunez. El hecho de jugar en ese horario es un obstáculo más grande que la altura o que la cancha de fútbol gigante que era la de Envigado. “La mañana se hizo para otra cosa”, dijo muy bien el Pepe Urruzmendi en La Hora de los Deportes. “No conozco ningún crack que se levante a las 8 de la mañana”, agregó. Una verdad absoluta. Se ve que los nuestros son muy cracks, porque cuesta. Si nos cuesta levantarnos a nosotros, imagínense a una persona que tiene que correr 90 minutos atrás de una pelota.