viernes, 17 de agosto de 2012

En pantalla gigante


Las horas y los minutos pasaban más lento a medida que se acercaba el partido. En esta última semana fue dificil pensar en otra cosa. Estábamos a un paso de hacer historia. De pasar, por primera vez, a la segunda fase de una copa internacional. El 3 a 0 nos daba un poco de tranquilidad, pero como dijo el tola en una entrevista: “en el fútbol, a seguro se lo llevaron preso hace rato”.
El cuadro iba a ser el mismo que jugó acá, con excepción de William Ferreira (el que hizo como 800 goles en sus algo así como 3 años de estadía en Bolivar y tiene mucha experiencia con la altura) que entró por Aguirre. Varios hinchas que dispusieron del tiempo y dinero para hacerlo (19 personas, que no es poca cosa) se mandaron hasta allá a acompañar al equipo. El resto estuvimos dispersos por distintos lugares. Algunos en un bar, sufriendo, gritando y puteando, mientras el resto de los comensales preguntaba quién jugaba. Otros desde el exterior, recibiendo todo tipo de insultos de los vecinos (a no ser que estés en Argentina o en algun lugar cerca de Sudamérica, te cae como a las 3 de la mañana). Varios pudimos disfrutarlo desde la sede con pantalla gigante, gracias a la gestión, entre otros, de Fabián, más conocido como pocho, que tiene la camiseta Puma de hace como 5 años que todos quisiéramos tener.
Mientras esperábamos que llegara la empresa a instalarlo, los hinchas estuvimos dispersos por ahí. Varios nos conocemos ya con nombre y apellido. Otros, solamente por las caras, son esas personas que si nos las cruzamos en la calle en algo que no sea un partido, nos gritamos “¡vamos Liverpool eh!”. Una gran familia reunida como si estuviéramos en la cancha: gorros, banderas, camisetas, camperas y todo tipo de souvenir que tuviera negro y azul servía para darle color a la cosa. Apareció un señor de una radio a hacerles entrevistas a varios, menos a mi. Una lástima, si me preguntaba le decía que la estrategia tenía que ser poner a William Ferreira solo a correr y mientras él lo hacía, el resto salía afuera a encajarse un poco de oxígeno de un tanquecito. Ah, y de paso le decía al Toto lo mucho que lo queremos los hinchas, que hasta le dedicamos una canción en la época de Ribas, cuando jugábamos la liguilla.
Apareció la pantalla, pusimos Fox Sports +, nos aprontamos todos, por primera vez el relator dice “Liverpool de Uruguay” y enfocan a los hinchas presentes en sucre. La multitud de la sede estalla en aplausos y se escucha el “dale negro, dale ne”, como si estuviéramos en la cancha. Algo precioso y emocionante. Salen los equipos a la cancha. Una banda militar empieza a tocar algo que suena como el himno. La gran mayoría se para con las manos atrás para cantarlo. Cuando parecía que terminaba y los jugadores estaban prontos para aplaudir al grito de “vamos carajo” o algo similar, los tipos seguían, con la parte de “tiranos temblad” y todo. No paraban más. Debo reconocer que desde los actos escolares que no escuchaba el himno entero. ¡Terminala milico que quiero que empiece! ¡Salteá el himno boliviano! Pero no, lo tuvimos que bancar, los nervios crecían cada vez más.
Presentan al cuadro. El comentarista de Fox Sports dice “los dirigidos por el colo antunez”. Qué hijos de puta que son. ¡Usen el google por lo menos, che! La otra vez este mismo señor había dicho “el brasileño Felipe”, solo porque tiene un nombre por apellido, como si fuera un Juan, un Diego, un Lucio. ¡Google señores, google, wikipedia, lo mínimo!
¡Empezó! ¡Vamos Liverpool carajo! Podemos gritar e imaginarnos varias cosas. “¡Corré vos Ferreira y aguantá por todos!”, “¡Manhard, les diste libre a tus esclavos de Chic Parisien para que jugaran al fútbol”1! Por esta oportunidad, los insultos no son ni racistas ni xenofóbicos. Como lo fue en el caso Evra, son una señal de amistad y compañerismo.
2 minutos iban. Rodales pifia. Semperena tira flor de patada. El juez pita. ¡No te puedo creer, cobró penal, la puta madre! El corazón en la boca. No podemos arrancar perdiendo apenas arrancado el partido. Pero no, amarilla para el delantero por simular. ¡Gracias venezolano!
Primer pelota que toca el ruso, primer plano. El comentarista le dice “Machi”, como suena, sin la doble C. Así lo haría todo el primer tiempo y parte importante del segundo. Ya tenemos a nuestro “Asconegüí”, “Elduayén”, o tantos otros mal bautizados por estos señores. Ya tenemos a Felipe, que en el partido pasado era brasilero y ahora a veces es Rodales y viceversa. ¡ESTAMOS EN FOX “DECIMOS CUALQUIER PELOTUDEZ EN EL RELATO” SPORTS, CARAJO! ¡LIVERPOOL NOMÁ!
Estos bolitas le pegan de todos lados. Claro, en la altura la pelota no dobla (o al menos eso dijo Passarela tras la derrota de Argentina frente a Ecuador en Quito, y te lo explica un señor en Taringa! con un montón de cosas técnicas que no entiendo un carajo porque todavía debo matemática del liceo). Pero Matías estaba bien firme. Tapó todas las de afuera y tapó una especie de volea de uno que estaba muy complicada. Por suerte es prácticamente imposible para ellos agarrarlo adelantado. Me hace acordar al golero de la maquinita de futbolito que había en Montevideo Shopping, cuando tener un local de maquinitas aún era negocio. Cuando lo movías, se movía en un semicírculo que no llegaba a tocar el área chica. Así se mueve Matías2. Barriendo es flor de arquero. Si lo quieren sorprender de afuera, tiene tremendos reflejos. Si llega a mejorar sus salidas, no dudo que será de los mejores arqueros del medio.
En un tiro libre de Pezzolano en el que la tiró al clínicas vendría el primer gran diálogo entre el comentarista porteño y el corresponsal boliviano:

–Se quedó enojado Antunez, ¿no?
–Si

“Si” fue toda la respuesta. Se ve que estaba medio nervioso, porque después, para sorpresa de muchos, empezó a tirar datos importantes. Que el tola, en el 87, arrancó como jugador y terminó dirigiendo en lo que sería nuestro ascenso a primera. Que es un tipo temperamental, de voz fuerte, que le gusta imponer sus dichos. Cosas que dieron a entender que el tipo era el único informado de los tres y lo reafirmaría, ya que cada vez que había un cambio tiraba muchos datos de quien ingresaba.
Tuvimos varias chances. Nuñez estaba encendido. La agarraba, corría, y se armaba su propia jugada. Elduayen (que esta vez no usó la calza que había comprado en SiSi) le tapó todo, pero el tipo buscaba. Pezzolano mostró algo de su clase. Ferreira corría mucho. Macchi casi hace un gol de taco. Eso por nombrar a algunos. Todos aportando su granito y el cero a cero final del primer tiempo nos servía. Ibamos a jugar con la desesperación de ellos. No nos metimos atrás, salimos a buscarlo y perfectamente podríamos haber terminado arriba. Ojo, ellos también tuvieron sus chances y no eran el mismo instituto de lisiados contra el que jugamos acá.
Empezó el segundo tiempo y se complicó. Tremendo penal de Semperena. El boliviano le pegó al medio y fuerte. No lo pudo atajar Castro. Se pusieron ellos arriba pero tenían que hacer dos más, y encima el porteño de Fox, como queriendo que marcháramos, decía que la serie estaba abierta, que la U de Sucre iba por más, lo que hacía que varios de nosotros le gritáramos cosas a la pantalla.
Pero por suerte, la alegría les duró poco. Minutos más tarde, Felipe se mandó tremenda jugada por izquierda, tiró el centro y, mientras Nuñez le hacía de cortina, enganchó y se mandó un golazo. Explotaron los 19 que se mandaron hasta Sucre. Explotó la sede, casi literalmente. Gritando “¡Liverpool nomá!, abrazándonos entre todos, pateando lo que estuviera a nuestro paso. La alegría era inmensa. Tan inmensa que alguien pateó un alargue y nos quedamos momentáneamente sin señal en la pantalla. Nos quedamos sin ver los destacadísimos comentarios de la gente de Fox Sports. Qué lástima. Pero seguimos gritando, saltando, abrazándonos, cantando. Era una fiesta ¿Qué importaba si no seguíamos viendo la señal? Capaz que a los porteños se les ocurría decir que la U de Sucre todavía podía hacer 4 goles. Tiempo después, apareció la señal. “Está liquidada la cosa”, dice el señor de Fox. “Ahora decis eso, eh porteño”, grita alguien en dirección a la pantalla con total razón. Minutos después. Scarone, aquel que habían matado a patadas en la ida, se manda flor de corrida y define al primer palo. El grito fue aún más fuerte. Volvieron los abrazos, los cánticos, los revoleos al viento de lo que había a mano. No solo clasificamos, sino que ganamos. ¡Y en la altura!
Estaba por terminar el partido, ya a nadie le interesaba lo que decían los de Fox, cuando llegó una nueva alegría: el corresponsal boliviano informó que varios hinchas estábamos viendo el partido desde la sede y mandó saludos. No solo estaba informado sino que dijo eso. Gracias, Oscar Dorado Vega,
A cada uno de nosotros se nos debe haber cruzado un momento, un partido, un festejo. “A pesar de los años, los momentos vividos, yo te sigo queriendo, negro, negro querido”, cantábamos. Yo me acordé de esos momentos. Como cuando estuvimos a un gol de clasificar a la Libertadores. Era una Liguilla. Nos dirigía Julio Ribas. Llovía torrencialmente. Malvárez, el hijo del contratista, hizo su único gol en Primera División en el minuto 47 del segundo tiempo antes de dedicarse a vender perfumes puerta a puerta. Nos cagó la vida. Me acuerdo la cara mia y de mi abuelo al salir de ese partido y lo contrarresto con este momento. ¡Liverpool nomá! ¡Es para vos abuelo! Y para vos también, Malvárez.

1Manhard es una empresaria dueña de Chic Parisien, La Casa de las Telas e Indian Outlet, acusada de tener a bolivianas trabajando en su casa en condiciones de esclavitud. Se prestaba perfecto para el chiste. Por más información: http://marina-morelli.blogspot.com/2012/08/el-carrasco-feudal.html

2Este chiste se lo recontra robé a mi amigo Gustavo Pascua. Vaya el reconocimiento para él, que exhibió orgulloso la remera retro del año 96 que le regalé. Era la que usaba yo en esa época, de manga larga, con el “Puritas” todo gastado y un botón para el cuello, marca Manager (antes de que se convirtiera en mgr). Imagínese su físico y el mio.

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